Renato Álvarez
Sanlúcar la Mayor, Sevilla
Publicado en la Revista Ae13
Renato Álvarez |
Desde pequeño sabía que se iba a dedicar a la AE: “Estudié Ciencias Ambientales porque no me gustaba la visión que planteaba la facultad de agronomía. Luego ya me he formado por mi cuenta, con cursos, trabajando en el extranjero, en fincas biodinámicas y ahora me vuelco en la finca familiar, aplicando todo lo que he aprendido y lo que mi padre me ha legado, que no es poco”.
Su padre trabaja ahora en la asociación de consumidores y productores La Ortiga y él está al frente del negocio. Se dedica al autoconsumo y a producir para un grupo de consumo, con un sistema participativo. “Mantengo los cultivos, investigo con variedades locales y estoy en la red de semillas. La finca tiene 12 mil metros, la mitad de de frutales (albericoques, ciruelas, higos…) y en la otra cultivamos hortalizas y aromáticas. Hago investigaciones con los granos y estoy en contacto con el Rincón del Segura, que trabaja con variedades tradicionales de cereales”.
En el año 2000 la familia apostó por la formación y reconvirtió la finca en un centro de educación agroambiental. En la actualidad imparte diversas actividades formativas allí, en la Huerta "Los Seises". Empezaron con un curso de horticultura y poco a poco han ido introduciendo talleres relacionados con la conservación de alimentos, pan, cerveza… Renato ha trabajado con huertos escolares en diversos programas de educación ambiental, colabora en temas formativos con IFAPA… “Trabajo en barrios marginales, y cuando veo cómo recuperan la autoestima, cómo vuelven a sonreír…es el mayor beneficio de una persona que vuelve al campo. Los alumnos que tenemos en la Huerta son estudiantes de agronomía, desempleados, gente que está volviendo al campo y que busca el contacto con la tierra, aprender las tradiciones y las técnicas. Tenemos alumnos que ya se han constituido como cooperativas y que están haciendo de esto su modo de vida”.
Cuenta que durante un tiempo se sintió solo porque eran pocos los jóvenes que tomaban el relevo, pero que desde hace cinco años muchos amigos están cogiendo las fincas de sus padres: “Amigos con estudios universitarios que tienen claro que el futuro pasa por la vuelta a la tierra, al contacto con lo natural y que comienzan a producir para pequeños grupos de consumo locales, y muchos otros amigos, hijos de terratenientes jubilados que están deseando convertir su producción en ecológica”.
Explica que ya se está produciendo un cambio en la percepción del trabajo en el campo y que esta vuelta a la tierra no va a ser algo pasajero: “La gente ya tiene la paciencia agotada y quiere un cambio en el modo de vida. Los que estamos aquí no es solo por una oportunidad de trabajo o de diversificar sino porque creemos en esto y queremos que nuestros hijos tengan contacto con la tierra. Hijos de mis amigos, con cuatro años, saben lo que es un puerro, una cebolla… algo que con ellos no hicieron porque estaba mal visto trabajar en la huerta. Yo espero que mis hijos puedan estudiar pero que no pierdan el contacto con la finca familiar, como ocurre en otros países donde quien tiene una finca tiene un tesoro, no la deja ahí baldía y se dedica a cobrar subvenciones”.
Considera que la AE está viviendo un buen momento, que la gente se está sensibilizando, que “ya sea por el paladar o por otras cuestiones, están reconociendo que los alimentos ecológicos tienen un sabor y una calidad muy superior al resto”. Por eso, no pide reconocimiento social para el agricultor sino no tener barreras burocráticas para ejercer el trabajo. Para él, el contacto con la tierra ya es un privilegio. “No pido más que poder ir a la huerta toda las mañanas”.
Acaba la conversación con la misma convicción con la que la empezó. En este caso para animar a otros a apostar por el campo: “Si hay una agricultura el día de mañana será ecológica porque estamos llegando a un callejón sin salida. La tierra forma parte de nosotros y tenemos que volver a ella. Supone mucho trabajo pero el beneficio es tan grande que compensa. Les diría que tomen las riendas de su vida, que hagan algo auténtico, puro y disfruten en primera instancia de unos alimentos que son los que nos van a dar la salud para el resto de la vida”.
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