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Sin un cambio de modelo la crisis se perpetuará

La crisis actual es un reflejo del modelo socioeconómico en el que se vive desde hace décadas. Por ello este momento debería aprovecharse para analizar el por qué, el reflexionar sobre las causas y plantear una alternativa, un modelo distinto donde los motores que lo rijan no sean el consumismo desmedido y el colonialismo cultural.

Consumir para ser feliz...

La obsolescencia programada es el mejor ejemplo de cómo la sociedad está regida por el consumo: no importan las consecuencias medioambientales o socioculturales, sólo el no dejar de comprar. Los productos se diseñan para que fallen, para que tengan una caducidad y un tiempo de vida útil programado. De esta forma, se obliga al consumidor a comprar otro: si la gente no compra, la economía no crece.
En los años 20, los fabricantes empezaron a acortar la vida de los productos para aumentar las ventas (por ejemplo bombillas que no duren más de 1.000 horas). Se fuerza a los ingenieros a crear productos frágiles. Impresoras diseñadas para dejar de funcionar a partir de un número fijado de impresiones o la limitación de horas de luz de las bombillas o la vida de las baterías de un iPod son algunos ejemplos.
La obsolescencia programada, planificada o percibida, surge al mismo tiempo que la producción en masa y la sociedad de consumo.

En el documental “Comprar, tirar, comprar”, la realizadora alemana Cosima Dannoritzer denuncia como "nuestra época dejará más bien basuras como recuerdo a generaciones futuras, mientras que otras épocas antes han dejado catedrales, pirámides, obras de arte".
Además, en este trabajo audiovisual se muestra como a Ghana llegan constantemente residuos desde occidente. Oficialmente se dice que los productos enviados (ordenadores, televisores...) se hacen para reducir la brecha digital pero los ghaneses aseguran que los artefactos mandados no funcionan. Consecuencia: toneladas de residuos que se acumulan inútilmente con las consecuencias medioambientales que de ello se deriva. 
Se asume, se quiere asumir, que el crecimiento es infinito, que los recursos naturales también lo son . Se crea la “ilusión de la economía desmaterializada”.
Se vende la idea de que la felicidad se puede conseguir a través del consumo: se llegan a pedir créditos para cosas que realmente no son necesarias. 
Se crece por crecer, no por necesidad. Se consume hasta, en algunos casos, convertirse en una adicción.

Consumo: la nueva morfina

Para que la filosofía consumista predomine se ha de crear en el público la necesidad del consumo, comprar para posicionarnos en la sociedad, para diferenciarnos del de al lado, para ser feliz.                       
Una rueda que se engrasa desde los medios de comunicación, desde la política (las declaraciones en 2003 de la que entonces era la Ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacios sobre el petróleo son un ejemplo) o desde la educación individualista (el yo frente a los otros, el no pensar en si mi acción perjudica al vecino, si mi compra está relacionada con explotación laboral o incluso como asesinatos como el sufrido por Chico Mendes).

En esta línea está la doctrina del miedo.
La doctrina impuesta desde EEUU y  de la que se hacen partícipes el resto de grandes potencias para justificar su uso y abuso de los países en desarrollo. Algo que también se plasma con claridad en el libro La doctrina del Shock de Naomi Klein. 
La autora canadiense afirma que los gobiernos utilizan el estado postraumático de los ciudadanos tras un desastre para debilitar sus libertades y eliminar sus derechos civiles en favor del absolutismo y en beneficio del capital. “Si se puede rehacer una personalidad -argumenta Klein- también se puede rehacer un país”.
 Klein explica en su obra cómo los gobiernos socavan las libertades y los derechos aprovechando los momentos en que la sociedad está más impactada por guerras, catástrofes o atentados. Frente a esto, la periodista  plantea como defensa, que la ciudadanía este informada sobre la que ocurre y por qué (”Information is shock resistance. Arm yourself”).

Una ciudadanía cada vez más desintegrada, aislada, como en el caso del  fenómeno hikikomori, que “ilustra con suma crudeza el aislamiento al que se puede conducir a miles de personas que buscan refugio ante una realidad socioeconómica cada vez más abrumadora. Los hikikomori, se niegan a abandonar sus pequeñas habitaciones durante años y toman como marco de referencia el universo de los videojuegos”. Se ha creado la imagen de que la lucha no sirve de nada, que las decisiones individuales no tienen trascendencia porque todo está ya fijado, de que como el futuro es incierto, para que preocuparse por las próximas generaciones, mejor limitarse a vivir feliz ahora (consumiendo por supuesto, videojuegos entre otras cosas y si para ello hay que considerarlos bienes culturales pues se hace y ya está).

Salir de la espiral consumista

No es fácil salir de la realidad que fabrican unos pocos y que domina al resto. El problema es dónde informarse. Y sobre todo que la sociedad sea consciente de ello puesto que es una minoría la que por inquietud, tiempo libre…dedican horas a contrastar información. 
El resto, el grueso de la población vive en un mundo fabricado por unos pocos.
En los Guardianes de la Libertad, se muestra con qué facilidad se puede inducir un estado de opi nión a todo un país que le lleve a actuar de manera diametralmente opuesta a lo que pensaba apenas unos meses antes. Es el caso de la intervención de Estados Unidos en la Ia Guerra Mundial. Su población pasó una postura de no injerencia a otra de intervención directa, tras haberse puesto en marcha un proceso comunicativo donde convergía la propaganda, la publicidad, las relaciones públicas y el manejo de informaciones tanto ciertas como falsas a propósito del comportamiento de Alemania.”.
Noam Chomsky y Edward S. Herman introducen en este ensayo el modelo de propaganda de los medios de comunicación. Según este modelo, la mayor parte de los medios de comunicación de masas solo transmiten las opiniones de las élites económicas o de los gobiernos.

La validez del modelo obedecería a que los medios están sometidos a cinco «filtros»:

-La mayor parte de los medios de comunicación están en manos de grandes corporaciones; o sea, pertenecen de hecho a las élites económicas.
-Los medios dependen de la publicidad de las élites económicas para su existencia.
-Los medios deben producir un flujo permanente de nuevas noticias. Los principales proveedores de noticias son los departamentos de prensa de los gobiernos o las grandes corporaciones.
-Los grupos de influencia pueden organizar respuestas sistemáticas ante cualquier desviación sobre las opiniones que sustentan.
-Anticomunismo: las opiniones de izquierda son consideradas como “antipatrióticas”.

Si a esos principios se une el individualismo en el que se ha querido que se viva (el documental Manufacturando el consenso de Noam Chomsky es una buena muestra) el resultado es “la individualización de la realidad, la pérdida de referencias estables tanto de autoafirmación como de afirmación colectiva” es decir, la ingeniería de almas.

La ciudadanía queda relegada por el concepto de clientela y los derechos son arrumbados y sustituidos por la capacidad adquisitiva. El cliente paga y recibe un servicio, pero no se corresponsabiliza, como lo haría un ciudadano.”

Es Richard Sennett quien define los tres desafíos del individuo:

1 - Ser capaz de definirse a través de constantes mutaciones profesionales,
2 - Dar la talla en una sociedad en la que el talento ya no se valora y
3 - Buscar un lugar desde el cual mantener los vínculos con el pasado.

Sennett está convencido de que el ser humano no podrá construirse en estas condiciones por lo que apuesta por una revuelta contra esta cultura de la superficialidad.
 Algo complicado cuando se cuenta con jornadas laborales muy largas que no dejan tiempo para reflexionar, que condicionan a consumir información de manera rápida (con 140 caracteres sobra ,“Una rotación de novedades informativas que obliga a las personas a descartar rápidamente otras informaciones para poder recibir novedades.  El acontecimiento narrado a través de la simplicidad, a gran velocidad y cuya trascendencia está inserta en otros mensajes de trascendencia variable, provoca un modelo de retención basado en el constante descarte, socavando, para nuestra desgracia, las bases de la memoria”) o incluso preferir no informarse y dedicar el poco tiempo libre restante al final del día para inclinarse por un programa de entretenimiento, algo para no pensar.

La necesidad de que el periodismo recobre su esencia

Una revuelta que también debería darse en el seno de la profesión periodística. 
Ya en 1977, el abogado irlandés y Premio Nobel de la Paz, Sean MacBride, “denunció la precaria situación del periodismo en el ámbito internacional, a causa de las presiones económicas y políticas motivadas por los intereses de los grandes grupos comunicativos y por el sesgo ideológico, claramente colonialialista”.   
                                                                                                                          
Han pasado los años pero la situación laboral del periodista sigue siendo precaria: jornadas laborales abusivas, salarios mínimos, la gran cantidad de becarios en las plantillas, el incumplimiento de convenios….todo unido a que cada año aumenta el número de periodistas que salen de las universidades (otro debate sería el sentido que hoy en día tiene la licenciatura de periodismo como tal, el número ilimitado de facultades, el que a unas oposiciones para periodista se pueda presentar cualquier licenciado…) con lo que la competitividad feroz es aprovechada por los empresarios más si cabe.

Se busca el multi-profesionalismo, el Efecto Pato “esto es: que vuele, aunque no vuele muy bien; que nade, aunque tampoco sea un gran nadador; que camine, aunque lo haga lamentablemente. Que haga algo de fotoperiodismo; algo de información Web; algo de audiovisual...” .

Si no se valora es la calidad, si la sumisión es premiada (dijo el periodista Enric González : "si desde el principio te haces disciplinado, por no decir servil, si crees que los jefes siempre tienen razón, si crees que la empresa está por encima de la información, déjalo" ), si el intrusismo no tiene límites…¿no se ha perdido el respeto al periodismo?.

Si  la información es el señuelo en lugar del motivo, ¿dónde queda el periodista?, ¿cuál es su función?.
¿Cómo exigir imparcialidad a un periodista que sabe que su puesto de trabajo (afortunado si lo tiene) depende de ser leal a la empresa?. Los medios de comunicación no se contemplan como tal, sino como grupos empresariales (dar cobertura sólo al lanzamiento de libros si son del mismo grupo, por ejemplo) u órganos de propaganda política.                                                   

 Un periodista que trabaje para el gabinete de comunicación de una empresa que quiere vender una “imagen verde” ¿está sometido al dictamen del que le paga por ello o debe primar su sentido ético y renunciar a formar parte de una campaña de una empresa que sabe que en realidad no respeta el medio ambiente?.

Afirma Jerry Mander, economista y experto en el estudio de los medios de comunicación,que  7 empresas controlan el 70% de todos los medios de comunicación del mundo. ¿Qué margen le queda al periodista que quiera ser si no objetivo, al menos ético?. ¿Es posible vivir del periodismo sin seguir las reglas empresariales?.

Un marco desolador urge a buscar una alternativa. El pesimismo lleva a la pasividad y ella a la inalterabilidad del modelo actual para tranquilidad de empresarios y políticos.

La sociedad debe dejar de ser sólo receptora para ser considerada también emisora. 
Las manifestaciones en los países árabes a las que estamos asistiendo estos días deberían ser tenidas en cuenta como ejemplo de lo que la unión puede hacer posible . Pero también de  ir más allá, profundizar no tanto en los efectos de la subida del petróleo si no de la dependencia del crudo que tiene Occidente, y del por qué de esa dependencia, de cuáles pueden ser las alternativas.

Replanteando el crecimiento: teoría del decrecimiento

Diseño y marketing seducen al consumidor para tener los últimos productos, pero nadie obliga a comprar. De hecho, cada vez son más las personas que toman consciencia de esta realidad y se deciden a actuar.
El consumo responsable es según los expertos el modelo a seguir, la vía para reemplazar el consumo actual insostenible desde el punto de vista ambiental, económico y social.

En esta línea, surge la Teoría del Decrecimiento: la sostenibilidad ecológica es compatible con la preservación de los recursos naturales si se disminuye el consumo de bienes y energía.
Serge Latouche, un conocido economista francés, ha definido los siguientes puntos esenciales de la  Teoría del Decrecimiento:

-Reevaluar los valores individualistas y consumistas y sustituirlos por ideales de cooperación.
-Reconceptualizar el estilo de vida actual.
-Reestructurar los sistemas de producción y las relaciones sociales en función de la nueva escala de valores.
-Relocalizar: se pretende reducir el impacto generado por el transporte intercontinental de mercancías y se simplifica la gestión local de la producción.
-Redistribuir la riqueza.
-Reducir el consumo, simplificar el estilo de vida de los ciudadanos. El Decrecimiento apuesta por una vuelta a lo pequeño y a lo simple, a aquellas herramientas y técnicas adaptadas a las necesidades de uso, fáciles de entender, intercambiables y modificables.
-Reutilizar y reciclar: alargar el tiempo de vida de los productos para evitar el despilfarro. Evitar el diseño de productos obsolescentes.

E. F. Schumacher en su obra The small is beautiful señaló la insostenibilidad del actual modelo económico. El autor alertaba sobre el peligro de acabar con los recursos naturales.                                 

Este economista es una de las voces que señala la urgencia de que los gobiernos apuesten por un desarrollo sostenible, porque cuanto menor sea el consumo, mayor será el beneficio para la Tierra y sus habitantes de la actual y futuras generaciones.

Schumacher señalaba en el citado libro que el fallo “ no radica en la especialización, sino en la ausencia de profundidad con la que los temas son tratados corrientemente y en la ausencia de un conocimiento metafísico. Las ciencias se enseñan sin un conocimiento de sus presupuestos, de la importancia y significación de las leyes científicas y del lugar que ocupan las ciencias naturales dentro del cosmos total del pensamiento humano. 
El resultado es que los presupuestos de la ciencia son normalmente confundidos con sus hallazgos
La economía se enseña sin prestar atención al concepto de naturaleza humana que subyace en la teoría económica actual. En realidad, los mismos economistas parecen ignorar el hecho de que tal punto de vista está implícito en su enseñanza y que casi todas sus teorías deberían ser cambiadas si tal concepto lo hiciese.                                                                                                      
 ¿Cómo podría haber una enseñanza racional de la política sin una vuelta a las raíces metafísicas de los problemas? El pensamiento político ha de transformarse invariablemente en algo confuso y terminará en una verborrea sin sentido si se continúa ignorando e inclusive rechazando un estudio serio de los problemas metafísicos .”

La importancia de la educación

Se ha de educar con unos parámetros y valores diferentes. 
En esta tarea, los medios de comunicación deberían ejercer su papel de garantes del derecho a la información que tienen los ciudadanos. Un derecho que implica el derecho a comunicar, a comunicarse y a estar comunicado.
En una sociedad como la actual en la que los medios de comunicación, (audiovisuales y digitales principalmente) tienen tanto peso, debería prevalecer una programación enfocada en el desarrollo cultural y emocional de las personas, sobre todo si se trata de medios públicos.  Las televisiones no pueden ser altavoces políticos. 
El gobierno ha de ser el guardián del pluralismo. Sólo una sólida institucionalización podría garantizar que la diversidad de fuentes derive en una dinámica creíble del flujo informativo.
La ética, el prestigio, la competencia reglamentada, la vigilancia del Estado y la autonomía de la audiencia hacen el resto.

A pesar de todos los defectos que pueda tener, el Informe MacBride proyecta un espíritu de optimismo en torno a la idea de que un mundo mejor es posible, de la importancia de las instituciones públicas como medio para garantizar la justicia mundial en el ámbito local, nacional y transnacional, y del valor de la comunicación mundial como medio de conocimiento, entendimiento y respeto mutuo.                        

Como señala el Informe “no es posible entender la comunicación considerada globalmente si no se tiene en cuenta sus dimensiones políticas. La política-en el sentido más noble de la  palabra-no se puede disociar de la comunicación”
“Para que la sociedad pueda dimensionar la crisis global y sus posibles soluciones, es necesario aplicar criterios decrecentistas en la infocomunicación del sistema. Estas medidas deben girar en torno a tres pilares básicos: medidas de reestructuración del sistema infocomunicativo, medidas para la desmercantilización de la infocomunicación y medidas de impulso y democratización de un nuevo sistema de información y comunicación”.

El concepto de infocomunicación plantea la articulación entre economía, comunicación y cultura.
Tres pilares de la sociedad que deberían estar interrelacionados en beneficio de los ciudadanos y no a merced de políticos o grupos empresariales.
Por ello en un mundo globalizado como el actual, es importante el contacto con las raíces, con lo que se pueda identificar como cercano para a raíz trabajar la importancia de las acciones individuales, la fuerza de la unión. Por ello la información local debería jugar un papel más importante en la sociedad.  

Es cierto que hay medios de comunicación alternativos que tienen las premisas de solidaridad y cooperación como estandartes. Al igual que grupos de personas que aprovechan el impacto de las redes sociales para movilizar, difundir una causa…

Y esas son direcciones en las que hay que seguir trabajando. Pero una crisis como la actual necesita una gran revolución para salir de ella realmente, porque si no se cambia el modelo que nos guía, lo único que se hará es poner parches.


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