Sebastián Hevilla Ordóñez
Coín, Valle del Guadalhorce (Málaga)
Publicado en la Revista Ae
Sebastián Hevilla |
agrícolas.
“Somos de Coín y aquí hay un minifundio muy importante. La economía se basa en la
subsistencia: una parcela era de hortalizas (0,6 ha), otra de frutal (1 ha),
otra de olivar y almendro (2 ha) y otra de cereal (1ha). Se trabajaban la
asociación y la rotación de cultivo. Ello junto a una pequeña cabaña
ganadera (una cabra o dos, gallinas, conejos, cerdos y un par de mulos como
animal de fuerza). En total, no llega a 5 ha, las cuales están
diversificadas”. Junto a ese terreno su hermano Cristóbal y él cultivan
parcelas de otros agricultores que no las trabajan; se las han cedido.
Lo que producen es para autoconsumo pero también para una
red de mercadillos y una serie de consumidores que se han vinculado a ellos
“Producimos frutas y verduras ecológicas de temporada. Intentando diversificar
lo máximo posible. Estamos recuperando variedades antiguas, autóctonas y al
mismo tiempo probamos semillas de cultivos nuevos que algunos consumidores nos
traen. Así dedicamos parte de nuestra actividad a I+D+i, para poder ir diversificando
y mejorando nuestra oferta de frutas y verduras eco”.
Empezaron a vender lo que producían directamente a un grupo
de consumidores de Málaga. Lo hacían sin certificación oficial, “construyendo una relación de confianza, aplicando
una especie de sistema participativo de garantía. Luego ya nos certificamos
por el Comité Andaluz de Agricultura Ecológica (CAAE) y ampliamos la venta en
los mercadillos de Guadalhorce ecológico y de forma directa en la finca. Ahora
también repartimos a domicilio. Conlleva una mayor dedicación en informar,
educar y hacer coopartícipes a los consumidores. Creemos en la relación que
se teje con el consumidor”.
Los dos hermanos siempre tuvieron claro que querían
trabajar en ecológico: “Por vocación – siguiendo el camino de nuestro padre –
y por formación (Sebastián es Licenciado en Ciencias Biológicas y su hermano
enfermero)”. Para Sebastián los beneficios de trabajar en ecológico están
claros: “Sabes que produces algo sano a nivel de alimentos y de medio
ambiente”. Comenta que es cierto que hay dificultades burocráticas para
hacerlo pero que sobre todo las hay técnicas, de falta de conocimiento: “Falta
mucho por aprender. Se cambia el sistema y aparecen plagas y enfermedades que
no sabes cómo atajar; tenemos que pensar en el manejo del agrosistema, no de
un problema puntual. Está claro que es una ciencia empírica y que hay que
aprender cada día pero si hubiera más investigación sería más fácil”.
Relata que en los últimos años ha crecido el interés por
producir en ecológico. “En minifundio se es más competitivo trabajando en
ecológico que en convencional. Se están creando cooperativas y dinamizando el
sector. También hay un mayor interés en los jóvenes por los huertos urbanos,
la
soberanía alimentaria, por la agricultura de pequeña
escala. Hemos de conseguir que los agricultores pequeños puedan vivir como
cualquier persona asalariada. Si no, las nuevas generaciones abandonarán”.
Apuesta por asociarse para lograr una mejor interlocución:
“Si nos reunimos los que tenemos las mismas inquietudes y problemas podemos
defenderlo mejor. Por ejemplo, para organizar los mercados, es la asociación
Guadalhorce ecológico la que hizo de interlocutor con los ayuntamientos.
También, con los organismos de control para favorecer la certificación
colectiva, los temas de formación y asesoramiento así como para fomentar el
consumo de alimentos ecológicos, estableciendo colaboraciones con centros
educativos, restauradores, medios de comunicación. Nosotros, en los
mercadillos repartimos información y llevamos material bibliográfico para
difundir y fomentar el consumo ecológico. Es fundamental trabajar la
educación a la ciudadanía; que seamos capaces de darles respuesta a sus
inquietudes. Una labor que la administración pública podría facilitar ya
que contribuimos a mejorar la salud del medio ambiente y de las personas”.
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