Agroecología y transgénicos
España es el único país de la UE en el que se cultivan transgénicos a escala comercial. En 2011, según el Ministerio de Agricultura, unas 97 mil hectáreas de un maíz modificado genéticamente y con propiedades insecticidas de la empresa multinacional Monsanto, el MON810.
¿Por qué sucede esto?. Tal vez como apuntó la Presidenta de SEAE, Juana Labrador porque “la población no está lo suficientemente convencida porque la información está tergiversada, el sector ecológico no es relevante y entre los ganaderos y campesinos hay visiones contrapuestas”.
Labrador fue una de las ponentes que participó en las las Jornadas Científicas Internacionales sobre Transgénicos celebradas en Madrid el 10 y 11 de Noviembre y organizadas por Amigos de la Tierra, Greenpeace, CECU, COAG, Plataforma Rural y Ecologistas en Acción.
Otra de las ponentes fue María Carmen Jaizme, miembro de la Junta directiva de CERAI y SEAE. Ambas resaltaron la necesidad de contar con equipos multidisciplinares para estudiar los efectos de los transgénicos tanto en la salud como en el medio ambiente sobre todo teniendo en cuenta las dificultades económicas existentes a la hora de realizar una investigación sobre ello.
“Las hipótesis con las que el investigador salga de partida puede marcar el resultado de la investigación: quien investigue, cómo enfocamos el trabajo, cómo lo interpreto”, expuso Jaizme. De ahí la necesidad de contar con estudios independiente.
Investigaciones que son necesarias debido al desconocimiento no solo ciudadano sino también los científicos: “Los primeros efectos de transgénicos sobre microorganismos en el suelo fueron en los años 90 y en 1996 ya se estaban comercializando pero los primeros trabajos científicos no llegaron hasta el año 2000.Sabemos muy poco de lo que pasa en el suelo y las interacciones entre microorganismos”, enunció Jaizme.
La estructura y función de la red nutricional del suelo son los primeros indicadores de la salud del ecosistema. Cualquier alteración que se produzca, implica cambios en el ciclo de vida de los hongos de las microrrizas y por tanto de la continuidad del suelo.
Los hongos, como explicó Jaizme, son más sensibles a 4 factores ambientales: clima, suelo (tipo, fertilidad), tipo laboreo (fertilización, riego, fitosanitarios), plantas (especie, cultivos, diversidad). Por eso, como los cultivos transgénicos no tienen diversidad, “un monocultivo sucesivo” es una desgracia. Monocultivos cada vez más presentes para el cultivo de soja, maíz y algodón, que además son especies altamente dependientes de los hongos de las microrrizas.
La gran importancia de la salud del suelo debería ser suficiente para ir más allá de la productividad.
“La ética nos lleva a ir de la ciencia ecológica a la conciencia ecológica.La agroecología es una ciencia viva, no es políticamente neutra. La Agroecología es una ciencia holística que define, clasifica y estudia los sistemas agrícolas desde una perspectiva agronómica, ecológica y cultural.
La agroecología propone un enfoque de la agricultura más ligado al medio ambiente y más sensible socialmente, centrado no sólo en la producción sino en la estabilidad ecológica del sistema de producción”, señaló Juana Labrador
La Presidenta de SEAE explicó a los asistentes a las Jornadas que los dos pilares del manejo sostenible del sistema productivo, el manejo orgánico del suelo ( incremento de estabilidad estructura, incremento de biodiversidad edáfica e incremento de la materia orgánica) y el manejo del hábitat (diversificación espacial y temporal vegetación, incremento de la entomafauna benéfica e incremento de los sinergismos) son pilares autoconetactos. “ La estabilidad del suelo nos garantiza su conservación. Desde SEAE mantenemos una lucha activa para salvar modelos de producción ecológica de ser una agricultura producción de insumos.”.
Una lucha nada fácil debido al poder que tienen las empresas que controlan las semillas transgénicas y sus correspondientes fertilizantes :Monsanto, Syngenta (antes Novartis), Dupont (al que pertenece Pionner Hi-bred), Bayer Crop Science y Dow.
“El precio que paga la agroecología por sus “pecados” contra el modelo productivo industrial y transgénico explica la absoluta necesidad de las propuestas de esta disciplina científica en las mesas de negociaciones de foros internacionales y nacionales o dentro del marco formativo universitario o dentro del sistema de ciencia y tecnología nacional” ,resaltó Juana Labrador.
En definitiva, como se ha señalado, un esfuerzo conjunto porque es mucho lo que está en juego.
“Cualquier investigación que hagamos vamos a llegar tarde porque muchos efectos en el campo son irreversibles”, alertó María Carmen Jaizme.
“En este momento la articulación de un marco de acción negativo contra los transgénicos y al fin y al cabo contra la agricultura industrial con un marco de acción positivo de construcción de un nuevo sistema alimentario basado en principios agroecológicos es un factor determinante para la recuperación del verdadero significado de la palabra agricultura”, enunció la Presidenta de SEAE.
Por eso, como dijo Olivier de Schutter, relator especial de Naciones Unidas para el derecho a la alimentación, (al quien citó Juana Labrador): “La adopción de prácticas agroecólogicas es el principal desafío planteado actualmente para asegurar el derecho a la alimentación de la población mundial, principalmente de los más vulnerables”.
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