MARIA NOVO
Usar la palabra como arma. María Novo, Catedrática UNESCO de Educación Ambiental y Desarrollo
Sostenible, asegura que ésta es la forma
en la que se puede contribuir a defender al ser humano y a la naturaleza, que
como afirmó el filósofo alemán Karl Jasper “únicamente en la comunicación se
realiza cualquier otra verdad”. Novo conversó sobre ello el pasado 20 de noviembre en el trascurso del X Congreso Internacional de
Periodismo Ambiental organizado por APIA.
María Novo es directora del Proyecto ECOARTE, para la integración de la Ciencia y el Arte en el tratamiento de las cuestiones ambientales y ha publicado 24 libros, entre los que se incluyen tratados y ensayos sobre medio ambiente, educación ambiental, desarrollo sostenible, globalización y teorías de la complejidad, así como poesía y narrativa.
Cuenta que su trayectoria vital
como mujer y como profesional siempre ha estado acompañada por dos dimensiones:
la artística y la ambientalista, sin querer ni poder separar la una de la otra.
“Hice mi tesis doctoral cuando mis hijos eran pequeños, y supe lo que es tener
algunos libros de trabajo pintados con lápices de colores en un momento de
descuido... (estaba aprendiendo a conciliar el orden y el desorden, algo que me
vendría muy bien para mi vida futura...). Unos años más tarde, hacia 1982,
comencé a pintar. Era una forma de expresar complejidades que “se resistían” al
lenguaje escrito y mucho más a ser explicadas mediante leyes o teorías. Ello me
permitió comunicarme en otro lenguaje, seguir haciendo, por medios distintos,
lo que comenzaba a ser ya una actividad habitual en mí: contar historias. Desde
entonces, nunca he abandonado la pintura. Ella cubre una parte importantísima
de mi vida, es un lenguaje que me permite hablar de lo indecible, dialogar sin
palabras con la ciencia, poner en alto un sueño...”
En su intervención en el citado Congreso, la catedrática habló de cómo la
naturaleza y los seres humanos "estamos siendo maltratados por una economía salvaje". Y de que, a pesar de que el periodismo ambiental tenga complicada la subsistencia, es más necesario que nunca porque existe "un interés en que los problemas ambientales se oculten o se
desprecien porque muestran las grandes contradicciones del sistema dominante". Para Novo, nos encontramos en una crisis que es global pero que también "arde en el comedor de
nuestra casa". Por ello la ponente apeló a no ser tan miopes de reducir todo a la visión económica, de no carecer de perspectiva dado que "los problemas económicos son reversibles pero algunos de los problemas ambientales tienen efectos
irreversibles. El sistema
hegemónico nos quiere demostrar que esos problemas lo son por azar pero no es
así. El sistema puede colapsar en cualquier momento pero no sabemos ni dónde ni
cuándo"
Novo está convencida de que la naturaleza
es la base de la economía, que es la economía la que depende de la ecología y no al revés. Pide que los periodistas ambientales hablen del gran sufrimiento humano que esos problemas generan pero que también presenten un horizonte en el abismo: "Explicar
ideas que aún no han calado en la sociedad como que el “progreso” atenta contra formas
de vida. El consumo no es el sustituto del paraíso. En un planeta finito no
puede haber ningún sistema que crezca indefinidamente. Hay que reordenar las
prioridades".
Consciente de lo complicado que resulta luchar contra el imperio mercalizado, un imperio que no está
territorializado, declara que no se trata de abolir el mercado, que depende de la clase de
mercados que se instauren . Explica, que la vida se está reduciendo al trabajo, el mercado se está apropiando de un activo de altísimo valor: nuestro tiempo. Un mercado que "no habla de bienes naturales sino de recursos, donde las personas son vistas como productores o consumidores…"
Pero a pesar de que en la
sociedad de mercado no interese el criterio moral, solo el económico, Novo es optimista: por
primera vez en la historia contamos con medios de comunicación masivos, con
redes sociales "para poder organizarnos y crear mecanismos para salir de las
garras de este mercado. Hay que democratizar la globalización".
Para ella, la solución pasa por hacernos nuevas preguntas, "porque las del viejo paradigma (cómo crecer, cómo aumentar la
riqueza…)ya no nos sirven. Hay que cultivar la mirada que enseña a mirar. El
oficio de mirar no es ver lo que pasa, es desentrañarlo, ayudar a contarlo, a
entenderlo, crear opinión razonada, rigurosa...La palabra y la imagen son
instrumentos para la defensa del ser humano y de la naturaleza. Una
contribución a la resistencia y resiliencia".
Está convencida de que el periodista ambiental tiene el componente de información pero también de denuncia y anuncio:"Poner el énfasis en contar lo positivo. La
esperanza está en un cambio que va a venir desde abajo. Desvelar máscaras,
construir noticias deshaciendo el malentendido de la noticia mal dada. Hay que
poner la interrogación sobre el valor de lo fácil. Hay que descubrir las
grietas del sistema, por las que puede entrar la imaginación creadora. Concebir
la historia como un espacio de posibilidades y uso de determinismo significa
rescatar la esperanza. La búsqueda del revés, la que permite hablar de los
invisibles".
Porque como
escribió Ernesto Sábato en su ensayo “La resistencia”: “igual no se puede rehacer el mundo pero sí contribuir al cambio: no resignándose”.
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