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Entrevista a Andrea Ferrante

“Empezamos a comprender que la agricultura familiar es la espina dorsal de la agricultura mundial”

AIAB
Andrea Ferrante
Además de Coordinador Europeo de La Vía Campesina , es el Responsable de Relaciones Externas de AIAB  y Presidente del Consejo de IFOAM UE .







Entrevista publicada en la Revista Ae17

ANDREA FERRANTE


¿Cómo y por qué comenzó su vinculación con la agricultura ecológica (AE)?

Empecé a raíz de darme en cuenta en la Universidad de Ingeniería Agrónoma de que el modelo que estaba estudiando no respondía a mis expectativas porque no tenía en cuenta el medio ambiente. Era el típico modelo agroindustrial unido a una idea de mercado capitalista que para mí no tenía gran futuro.
Entonces inicié la búsqueda de otra forma de agricultura. Eran los años 80 y el movimiento de la AE en Italia daba sus primeros pasos organizativos. En Roma había una pequeña asociación de agricultores ecológicos que realizaba talleres y seminarios de AE y empecé a colaborar con ellos. Primero como estudiante y luego como actividad profesional con un proyecto de cooperación internacional en África, sobre desarrollo rural e integrado; fue una experiencia sobre arroz y hortaliza ecológicos muy interesante. Yo creo que la AE es la manera más inteligente de hacer agricultura: puedes controlar el proceso de producción y tener un reconocimiento de la sociedad por tu actividad profesional como campesino*. En aquellos tiempos, había un problema de reconocimiento del campesinado en la sociedad porque el mundo no tenía interés en saber el origen de la comida.

¿En qué consiste su labor actual a favor de la AE?

Tengo una finca de hortaliza ecológica en mi comunidad, Viterbo, junto a una tienda de productos ecológicos. Ésa es mi actividad económica de base pero también estoy muy implicado en la actividad de AIAB (Asociación Italiana por la Agricultura Biológica), que es la organización más representativa de los productores ecológicos italianos.

La AIAB, donde usted es Responsable de Relaciones Externas, lleva desde 1993 defendiendo la AE. ¿Cómo trabajan?

Es un modelo organizativo original, porque los miembros no son sólo agricultores. También hay consumidores y técnicos expertos de AE. Es una alianza de ciudadanos y agricultores. Refleja nuestra idea del nuevo modelo agrícola. Es una asociación federal que tiene 18 asociaciones regionales, cada una de las cuales tiene su asamblea, consejo y presidente. Es una estructura democrática que toma decisiones sobre la representatividad del movimiento ecológico en la región.
Es un lugar de encuentro y discusión. Luego los miembros que quieran pueden empezar una actividad específica pero no es la asociación quien la hace. Por ejemplo, en Lazio, la asociación regional gestiona una tienda de productores ecológicos, donde están todos los productos de los miembros. Es como una tienda ecológica manejada directamente por los productores. La asociación también es un lugar para buscar nuevas formas de acceso al mercado, un espacio para hacer programas de investigación e innovación y para revalorizar nuestro producto con un sello de la asociación. Un sello que va junto a un código de regulación y que es más estricto que el reglamento europeo.

El hecho de que la FAO haya declarado el 2014 el año Internacional de la Agricultura Familiar (AIAF), ¿qué importancia tiene? ¿Va a suponer un cambio?

Estamos al final de 2014 y ya podemos hacer un pequeño balance. No hay resultados concretos pero sí un cambio cultural muy importante: empezamos a comprender que la agricultura familiar es la espina dorsal de la agricultura mundial. Durante años, la idea era que la agricultura industrial era la única que podía alimentar al mundo pero finalmente está claro que sin la agricultura familiar campesina no podemos hacerlo.
Una vez que se ha conseguido ese cambio de mentalidad ya podemos luchar por un cambio de política agrícola. Ahora hace falta organizar una lucha más importante y esto es un proceso largo.

La familia, ¿es el único modelo para desarrollar agricultura campesina a pequeña escala?

La más importante es la agricultura familiar de pequeña escala, donde pequeña escala puede tener un sentido diferente en África, Latinoamérica… pero en el centro siempre está el trabajo campesino. Puedes tener asalariado pero lo central es el trabajo, no es una inversión de capital. Por ejemplo la agricultura de la familia Rockefeler no se podría considerar agricultura familiar.

¿Es necesario garantizar el relevo generacional en la agricultura?, ¿qué medidas hacen falta para ello?

El relevo generacional es el gran desafío de los cinco continentes. Es necesario un cambio radical porque la agricultura tiene que ser rentable y para ello se ha de reconocer el trabajo del campesino. Hace falta un cambio de política para el acceso a la tierra, el agua, a los recursos genéticos…
No basta con decir que los jóvenes son importantes, hace falta un cambio político que respalde ese cambio de paradigma en la agricultura. Si no, los jóvenes nunca se van a integrar en la agricultura porque ellos quieren ser parte de la sociedad actual. No podemos pensar que el campesino que hoy tiene 20 años se corresponde con la imagen del campesino del siglo pasado. Hoy es un campesino ecológico que es parte integrante de la sociedad, tiene su lado multifuncional, capacidad de producir producto de calidad junto a una tradición cultural, y como es productor de energía del sistema.

La “recampesinización”, entendiéndose como la restauración de la naturaleza campesina de la agricultura al fortalecer la finca familiar, ¿es la forma de potenciar la agricultura familiar?

Es una forma pero hacen falta más oportunidades para dar acceso a la tierra a los jóvenes e instrumentos de desarrollo rural. Si eso existe, podemos hacer una“recampesinización” tremenda en la agricultura a nivel mundial.
Con la crisis, la agricultura tiene un espacio de desarrollo increíble pero hay que cambiar la manera de pensar. Si pensamos en un contable, tenemos claro que hace 70 años trabajaba a mano pero ahora no. En cambio, la gente piensa en el campesino y se imagina al de antes, no al de ahora: con ordenadores, hablando con los consumidores, con circuitos cortos… Ha evolucionado como el resto de la sociedad. También la idea de familia campesina lo ha hecho. Es una familia más compleja.

Usted es Coordinador Europeo de La Vía Campesina (LVC) que se gestó en 1993 con el objetivo de aglutinar las fuerzas sociales de la agricultura familiar y campesina en la lucha contra el modelo neoliberal. ¿Qué ha cambiado en estos años?

LVC tiene un papel fundamental. La profesión mayoritaria en el mundo es la de campesino pero ésta no tiene ningún papel en la decisión política. Por eso nació LVC, para dar voz a los campesinos, ése era su reto. Hoy, tenemos el reconocimiento a nivel mundial (nadie puede pensar que la toma de decisiones es posible llevarla a cabo sin los campesinos) y el reto es qué modelo de campesinado hace falta. En ese sentido, en el 6º Congreso de LVC (Junio 2013, Yakarta, Indonesina) una conclusión fue que hay que priorizar la agroecología, en el contexto de la Soberanía Alimentaria, como modelo de referencia.

Menciona la Soberanía Alimentaria, que es el eje principal de LVC, ¿cómo se puede garantizar?

Fundamentalmente es un problema de modelo de producción. Hay que desarrollar un modelo de autonomía (semilla, recursos genéticos, animales…) que se ha perdido. Hay que controlar la semilla, construir un modelo donde los input externos sean minoritarios o nulos, y un modelo de distribución donde la relación productor-ciudadano sea buena. Todo junto a dos derechos de decisión: el del modelo de producción (qué quieren los campesinos) y el de la alimentación (qué quiere comer el consumidor).
Se ha de ver qué política agrícola se quiere porque ese es uno de los grandes problemas de Europa, donde tenemos una gran política pública de seguridad alimentaria (PAC) pero sin una participación verdadera de los ciudadanos en las decisiones. Es cierto que desde el Tratado de Lisboa contamos con el Parlamento Europeo que tiene un papel también en la decisión de la PAC pero la PAC que se ha decidido hace un año es una mierda, así como suena, porque no puede ser que los ciudadanos europeos con sus impuestos estén pagando las rentas a los grandes propietarios de tierra.

Un tercio de la humanidad produce el 70 por ciento de los alimentos del mundo, además es el responsable de mantener la diversidad de culturas ancestrales y tradicionales, por la protección y conservación de los bienes naturales. Frente a la crisis alimentaria y climática ¿es la agricultura de pequeña escala, por su modelo sostenible, social y ecológico, la que puede ser la solución?

Sí. Hace 70 años, la agricultura era el primer motor energético de la sociedad. Por ejemplo, para hacer un kilo de trigo la energía que se necesitaba era menor que las kilocalorías que tenía. Ahora, hacen falta siete unidades de energía para una de trigo. Apremia ese cambio que se da con la AE que no consume petróleo ni energía fósil y al mismo tiempo es multifuncional, produce energía solar, eólica…

La agroecología ¿es el modelo del futuro?

La agroecología es un concepto que hay que desarrollar más. Se debe llegar a una definición compartida de todos los productores de alimentos. La agroecología, en nuestra idea como AIAB, va unida a una idea de derecho. Es decir, tiene un componente social importante, no sólo la idea de no usar transgénicos, ni Pesticidas. Es una idea más compleja de nueva sociedad. Es un instrumento de aplicación de la soberanía alimentaria.
El movimiento de AE en Europa surgió hace décadas como un modelo de oposición a la agroindustria y al modelo de distribución vertical donde los supermercados tienen el control total.
Agroecología es una gran palabra que involucra modelos diferentes en los cinco continentes. No podemos decir que la AE del reglamento europeo es igual a la agroecología.
Pero, al mismo tiempo nuestra idea de AE es una idea que puede equivaler a la idea de agroecología que compartimos a nivel internacional. Si a nivel mundial buscamos una definición compartida, después tenemos una regulación a nivel continental, regional… que cada uno va a interpretar según su historia.

¿Qué medidas y programas deberían implementar los Gobiernos para apoyar el desarrollo de la agricultura familiar ecológica?

En Europa tenemos el Programa de Desarrollo Rural. Un documento interesante que si lo usamos bien es un buen instrumento de política pública para implementar la agricultura familiar campesina ecológica pero al mismo tiempo es el desafío al que nos enfrentamos.

Puede explicar eso, ¿cuál es el desafío al que se enfrenta la agricultura familiar ecológica?

Hablo de la idea de utilizar los fondos del Programa de Desarrollo Rural de una manera muy sencilla, sin originalidad y siempre en el mismo contexto del resto de la Política Agraria Comunitaria. Si vas a poner un montón de dinero, sólo en las inversiones importantes de la finca y ese dinero ha de ser cofinanciado al 50-60 %, únicamente las grandes fincas pueden acceder a ese dinero por lo que ese montante va a ser para contribuir a un modelo de producción a gran escala.
Con esos fondos se debería fomentar el hacer circuitos cortos, mercados locales…
Otro desafío es el dedicar más fondos al Parternariado Europeo de Innovación.
La Comisión fue muy astuta porque te dice: están los instrumentos y tú tienes la libertad de usarlos o no. Es su manera de no tener problemas a nivel de Bruselas pero al mismo tiempo de decir “yo tengo un gran programa que puede desarrollar la AE, etc. y después son los estados miembros quienes no lo quieren hacer”. Es la misma manera de actuar que con los transgénicos.

¿Son necesarias más alianzas entre los movimientos sociales en aras de un esfuerzo conjunto para revalorizar la AE?

Sin duda. La fuerza del movimiento de la AE europeo, que no ha tenido recursos económicos para desarrollarse, ha sido siempre la capacidad de alianza con los ciudadanos-consumidores. Esa alianza ha sido el éxito de la AE pero se debe ir más allá: hay que juntar todas las actividades económicas que trabajan por un modelo donde el centro es el trabajo humano y la sostenibilidad ambiental y social.

Por último, ¿qué mensaje daría a l@s lecto@s de la Revista Ae?

Que desarrollen la capacidad innovadora del movimiento de la AE a nivel social, no sólo medioambiental. Eso es el futuro. Para ello se han de buscar alianzas a nivel social para tener un cambio sobre los modelos de distribución. Si el producto ecológico va a ser sólo un producto sin residuos de plaguicidas, la agricultura convencional puede que llegar a ese nivel. Por eso se ha de innovar a nivel social y organizacional.

*Cuando A Ferrante manciona al campesino, lo hace para referirse a los agricultores de hortalizas.
“recampesinización” tremenda en la agricultura a nivel mundial.

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