"Las mujeres no quieren mejorías solo para ellas. Sus propuestas son de cambio social y ambiental. Sus contribuciones son fundamentales y solo ellas puedas hacerlas"
Publicada en la Revista Ae
Ingeniera Agrónomo (Universidad Federal do Rio Grande do Sul, Brasil,1980); Master en
Sociología Rural
(Universidad Federal de Paraíba,1988); y PhD en
Desarrollo Sostenible (UNB,2009); tesis doctoral realizada en la Universidad de
Valladolid, siendo guiado por la profesora Alicia Puleo.
Consultora de la FAO, el PNUD,
ONU-Mujeres y la Delegación de la Unión Europea en
Brasil.
Entre 2009 y 2014 fue investigadora en
el Centro de Estudios e Investigación
en Alimentación (NEPA), la
Universidad Estatal de Campinas (Unicamp).
Desde 2008, profesora invitada en
cursos de Especialización, Maestría y Doctorado en
Agroecología y Soberanía Alimentaria ISEC
/ CCU, UNIA y UPO, habiendo dirigido diversas tesis de maestrías y doctorados.
Participa en diferentes redes
internacionales (Scientific Sociedad Latinoamericana de Agroecología -SOCLA, la Red
Latinoamericana Mujeres Transformando la Economía - REMTE) y la Red de Investigadores
sobre los temas: Agricultura, Alimentación, Agroecología, Género, Seguridad y
Soberanía Alimentaria y Políticas Públicas, con énfasis la
organización de las mujeres
rurales.
Entre abril de 2012 y junio de 2013,
fue miembro del Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutrición de Brasil como
representante de la comunidad académica.
Desde 2013 vive en Santiago (Chile),
coordinando el diseño de la Organización para la
Agricultura y la Alimentación de las Naciones
Unidas (FAO): Apoyo a Estrategias de
Seguridad Alimentaria y Nutricional y Superación de la Pobreza, en
9 países de América Latina y
Caribe.
Ha publicado
diversos artículos y libros. En
el último,
“Género, agroecología y soberania
alimentaria. Perspectivas ecofeministas” (2014,
Icaria Editorial), coordina junto a Gloria Patricia Zuluaga las aportaciones teóricas y
experiencias relatadas por diferentes autores.
Emma Siliprandi, especialista en género y agroecología
¿Cuáles fueron sus
primeros contactos con la agricultura?
Soy una persona urbana, tanto de
formación como de familia.
Siempre viví en una gran ciudad
(Puerto Alegre, Brasil) me preocupaba la gestión ambiental. En mi
ciudad había una asociación de defensa de la
naturaliza que empezó a hacer acciones
para llamar la atención principalmente
contra la tala de los árboles, quería estudie algo
relacionado con el campo.
Y eso le motivó a estudiar Ingeniería Agrónoma, ¿no?
Sí,
pero mii sorpresa cuando entré en la universidad (en
1976) fue ver que te enseñaban
a contaminar. Empecé a participar en
grupos más políticos que además de la cuestión ambiental tenían en cuenta otras
relacionadas con la distribución de la tierra,
apoyo a la cultura campesina...Y empezamos a formar un grupo de estudiantes que
reivindicó espacio para tener
una huerta...Salí de la universidad
con una visión muy crítica de la agronomía y muy crítica con el sistema
educacional.
¿Cuándo y por qué decide
especializarse en temas de género?
Cuando salí de la universidad
en los años 80 hice una
maestría en sociología pero discutíamos cuestiones del
modelo agrario, distribución de tierras...no
sobre las mujeres. Aunque me llamaba la atención que éramos pocas mujeres en la universidad,
incluso recibí críticas de amigos y
familiares porque no era normal que una chica de 18 años estudiara en un
ambiente tan masculino. De los 80 estudiantes sólo 8 éramos mujeres.
Cuando empecé a trabajar en el
campo en el nordeste de Brasil, como extensionista rural. me di cuenta de que
mi palabra no valía lo mismo que la
de un hombre. Valía incluso menos que
la de un técnico agrícola. La gente se dirigía a él antes que a mi que era agrónoma.
También veía que en las
reuniones en el campo no había mujeres. Y si
asistían no participaban.
Yo hablaba con ellas y notaba que tenían opinión, propuestas...pero no podían hablar por el
ambiente tan discriminatorio y sexista que si hablaban parecía que estaban
pasando por encima de las palabras de sus esposos. Las mujeres que están más organizadas dicen
que están hartas de que
vayan los técnicos a ver las
fincas y no se les escuche ni tenga en cuenta, no dar voz a las mujeres, no
escucharlas es una forma de violencia.
Empecé a interesarme por
los grupos que trabajaban con las mujeres, como en los sindicatos donde había comisiones de
mujeres que reivindicaban los mismos derechos. En la década de los 80, 90
las mujeres en Brasil no podían ser socias de
los sindicatos. Fue una de sus primeras luchas.
Actualmente, ¿cuál es su principal
actividad?
Estoy en la FAO regional de América Latina y
Caribe. Desde Santiago de Chile coordino un proyecto regional de apoyo a políticas de seguridad
alimentaria y de superación de la pobreza.
Trabajamos con 9 países más toda la región del Caribe para
asistir a los gobiernos e intentamos ayudar a los países a tener
espacios de dialogo social, para que haya participación organizada de la
sociedad civil, incluyendo sobre todo participación de asociaciones de mujeres.
Uno de sus campos de trabajo es el
ecofeminismo. Dentro de las diferentes corrientes ecofeministas, ¿en cuál se enmarca
usted?, ¿hay o no una
esencia femenina que acerca a las mujeres a la naturaliza?
Yo creo que eso es una trampa porque
supone aceptar que no puedes cambiar las cosas. Las que lo defienden tienen una visión de que la esencia
femenina es positiva y que por eso con más
espacio para las mujeres el mundo sería
mejor. Yo considero que podemos hacer alianzas con estas ecofeministas porque
lo que proponen es importante pero creo más
en el ecofeminismo que tiene que ver con las atribuciones de las mujeres, el
hecho de que nosotras tengamos otras preocupaciones y experiencias que nos
permiten mirar el mundo de otra forma.
A raíz de los que
comenta, en el XI Congreso de SEAE, celebrado del 1 al 4 en Vitoria-Gasteix,
manifestó que “hay otra forma de
pensar la producción. Una forma de
ordenar los elementos que parece más caótica pero que si se
analiza se puede ver el porqué de esa manera de racionar de las mujeres”, ¿no?
Sí,
porque tuvimos una historia y una atribución de género distinta pero si conseguimos
cambiar las cosas vamos a ser capaces de mirar el mundo de forma mucho más completa porque
hoy los hombres no tienen sensibilidad para ver determinadas cosas porque el
mundo en que vivimos no les ha dado esa oportunidad de vivirlo. Por ejemplo, de
vivir la paternidad, las relaciones personales...de forma más importante, más consciente. Ellos
están también atrapados en un
estereotipo de género.
Nosotras tenemos una dificultad enorme
de pensar de forma generalizada porque nunca hemos sido estimuladas a ello,
estamos más centradas en en la familia,
comunidad, en el nivel micro...
Es importante pensar que en un mundo
transformado seremos capaces de mirar la forma en que vemos el mundo unos y
otros, aprendiendo los hombres de las mujeres y viceversa.
En el citado Congreso expuso que los
grupos portadores de conocimiento (mujeres, campesinado e indígenas) han sido
alejados de la toma de decisiones. ¿Qué medidas son
necesarias para cambiarlo?
Hace falta una sensibilización muy grande de los
varones y una organización de las mujeres.
Como se planteó en la mesa redonda
organizada en el Congreso de SEAE hay que ver si es más importante hacer
organizaciones propias de las mujeres o una discusión sobre temas de género en las
organizaciones mixtas. Yo pienso que tienen que ocurrir las dos cosas al mismo
tiempo: haber una organización propia de las
mujeres para que se fortalezcan, para que tengan su propio espacio de desahogo,
capacitación pensar temas sin
bloqueo ni vergüenzas, y al mismo
tiempo una acción dentro de los
organismos mixtos, como la SEAE, para convencer a nuestros compañeros de que tenemos
propuestas, voz... Es importante escuchar lo que dicen las mujeres porque ellos
tienen una lógica que sigue por
inercia: hablar más alto, se
reconocen entre ellos como líderes...Han de dar
un paso atrás y verlo pero para
ello necesitan la presión de las mujeres.
En uno de sus artículos, expone que
la producción agroecológica es uno de los
campos donde el protagonismo de las mujeres se ve con más claridad. Ha sido en diversas ocasiones profesora
invitada en cursos de Agroecología y Soberanía Alimentaria, ¿cuál es la relación entre agroecología, soberania
alimentaria y ecofeminismo?
El ecofeminismo sostiene que ni el
trabajo que realizan las mujeres ni el que desarrolla la naturaliza se valora,
que la subordinación de las mujeres a
los hombres y la explotación de la naturaleza
son dos caras de la misma moneda y que responden a la lógica de la dominación y el desprecio a
la vida.
Veo el ecofeminismo como una teoría que nos permite
ver ciertos aspecto de las relaciones entre la humanidad y la naturaleza que la
ecología política no nos permite ver, porque ésta enseña como los recursos
son divididos de forma desigual pero nada más.
El ecofeminismo permite ver que la humanidad se relaciona con el planeta es un
desastre y también es un desastre en
cuanto a los estereotipos de género. Nos permite
pensar que las cosas son más complicadas.
La agroecología surge como una
propuesta de pensar nuestra relación
con la producción agrícola, pesquera y
ganadera de forma más sostenible y
amigable con los recursos naturales. Si juntamos la agroecología con lo que enseña el ecofeminismo (la forma diferente
en que se relacionan los hombres y mujeres con la naturaleza y la producción agrícola) nos
aparece la cuestión de la soberanía alimentaria
porque la agroecología nos dice que uno
de los primeros objetivos es alimentarnos a nosotros mismos.
y el ecofeminismo: vamos a ver las personas
que están involucradas en
cada cosa.
Pero hay que unir más esas tres líneas. Para que
la agroecología cumpla con sus objetivos ha de tener en
cuenta a las mujeres como seres pensantes no solo como mano de obra,
En esa línea, desde el
ecofeminismo se argumenta que las cuestiones de alimentación están dentro de las
atribuciones del cuidado, que ello está enmarcado para las
mujeres y que no se valoriza. Expone que se habla de comer sano pero no de los
sujetos que se encargan de ello ¿Lo defiende?
Claro,
Quienes más involucradas están con la producción de alimentos son
las mujeres pero se les desprecia, se les inferioriza. Hay que pensar en la
carga de trabajo que implica comer sano:quién
se encarga no sólo de hacer la
comida, si no de comprar, lavar, tirar la basura, lavar los platos...Y además, los
conocimientos sobre la gastronomía
local los tienen las mujeres.
¿Cree que las mujeres tienen los recursos, en términos de semillas
locales, y el conocimiento pero que les falta libertad de acción para decidir qué y cómo producir?
Sí,
faltan mujeres en las tomas de decisiones. No se les consulta ni siquiera sobre
las políticas de exportación e importación de alimentos.
Donde sí han sido escuchadas
ha sido en La Vía Campesina (LVC) ,
¿no? ¿La participación de las mujeres ha
sido un elemento clave para su desarrollo?
Sí,
incluso para cuestiones de soberanía
alimentaria. En mis investigaciones en Brasil he visto que al inicio LVC no tenía la soberanía alimentaria como
una lucha importante, se centraba en otras cuestiones más políticas, la
preocupación con la
agricultura comercial, eran las mujeres las que planteaban la necesidad de
dejar espacio en los asentamientos para poder alimentar a las familias. Antes
de pensar en la producción para vender hay
que pensar en la producción para comer. La
soberanía alimentaria empezó ser importante en
LVC a partir de la participación de las mujeres.
¿Cuál es la relación de las mujeres
con el campo en América Latina? ¿Y en Europa?
Acá el
campo está más separado de las áreas urbanas. En
Europa una finca está muy enmarcada en
las relaciones comerciales. A veces sólo
una personas de la familia se dedica a la agricultura. Acá, es más normal que las
familias dependan totalmente de las actividades agrícolas. Es diferente
lo que se entiende por desarrollo rural porque hacen falta más políticas vinculadas a
la actividad agrícola pero también relacionadas con
infraestructuras, acceso a energía
eléctrica...Las
personas que viven en el medio rural tienen menos posibilidades de formación reglada.
En la mesa redonda que se llevó a cabo en
Vitoria-Gasteiz, Fátima Cruz (Univ.Valladolid) expuso que los tres problemas del medio rural son: el
sobreenvejecimiento, la masculinización y el despoblamiento. ¿Está de acuerdo? ¿Cómo podrían atajarse?
Conozco menos sobre Europa pero en
varias regiones del sur de Brasil tenemos problemas parecidos por la salida de
la población joven del mundo
rural. Para solventarlo, la agricultura tiene que ser atractiva, ofrecer
posibilidades de ser feliz, que te guste trabajar en ello y te sientas
orgulloso y para eso hace falta reconocimiento social y económico. En
España con la crisis se
ve que mucha gente vuelve al mundo rural buscando trabajo pero también como algo
placentero frente al individualismo y deshumanización de las ciudades.
Pero en América Latina estamos
muy lejos de eso. Basta con ver lo números
de la FAO: el 50% de la pobreza está en el medio rural.
Las condiciones de vida son duras pero hay que trabajar en ese sentido, que el
campo sea un lugar agradable, que se enamoren de su trabajo pero que
objetivamente sea rentable, que se distribuya la riqueza teniendo en cuenta al
mundo rural.
Por su parte, Ana Sabaté (Univ.Complutense
de Madrid) enunció en esa misma mesa
redonda tres de las ventajas de la agroecología: se adecua a las
familias campesinas, es perfectamente desarrollable y es un instrumento de
desarrollo local y rural. ¿Está de acuerdo? ¿Añadiría alguna más?
Lo más interesante de la agroecología es la mirada de
integración entre diferentes
actividades, diferenciándose de la monocultura.
Una diversidad de actividades y productos que permite que haya oportunidades
para muchas más personas. La
agroecología genera diversidad
y oportunidad por eso es mucho más amigable para las mujeres. En temas de
desarrollo, la principal ventaja de la agroecología es centrarse en lo local, en los
circuitos cortos porque eso genera un tejido social más fuerte. Añadiría a las ventajas de
Ana Sabaté esto último, la unión de sinergias, el
potencial de mejorar las relaciones.
En el marco de la agroecología, ¿cuáles son las
propuestas de los movimientos de mujeres para la sociedad?
Lo principal es que todas las
propuestas las incluyan a ellas, como consumidoras, productoras, madres,
ciudadanas, portadoras de conocimiento…Las
propuestas es que sus temas no estén
fuera de la agenda política.
En 1983 escribió Ynestra King:“Desafiar el
patriarcado actual es un acto de lealtad
hacia las generaciones futuras y la vida, y hacia el propio planeta”.
¿Lo comparte?, ¿Aún es aplicable ? Porque durante sus años de investigación, habrá visto mejoras en la situación de las mujeres, ¿no?
¿Lo comparte?, ¿Aún es aplicable ? Porque durante sus años de investigación, habrá visto mejoras en la situación de las mujeres, ¿no?
Sigue estando vigente. No es que las
mujeres sean las únicas que saben,
por ejemplo, de plantas medicinales pero en un momento de decisión se las debe tener
en cuenta cuando dicen “tu frijol no es más importante que mi
hierba”. Han cambiado las
cosas, las mujeres son más conscientes y
también hay hombres más sensibilizados
pero sigue habiendo camino que recorrer.
Ese camino, se puede relacionar con la
idea que, también en a mesa redonda
del Congreso, Pilar Galindo (La Garbancita Ecológica) expuso que el
consumo responsable agroecológico y ecofeminismo son condiciones de posibilidad para el
desarrollo de una agricultura campesina agroecológica pero que el
consumo responsable no puede avanzar sin visibilizar el trabajo de las mujeres
agricultoras y sin un reparto del trabajo de cuidados entre hombres y mujeres?
Claro, es una agenda pendiente.
Para finalizar, ¿qué mensaje daría a l@s
letor@s de la Revista Ae?
Que todos entendamos que estas
cuestiones relacionadas con género, es crucial
para la mejora de la vida y la sociedad. No tiene que ver sólo con resolver una
injusticia histórica con las
mujeres. Hay que resolver esa injusticia histórica y todos vamos a ganar con la
participación plena en los
movimientos, políticas,..garantizando los derechos de las mujeres. Si ganan las
mujeres, gana el medio ambiente. Tienen una contribución fundamental al
cambio social y solo ellas pueden hacerlo.
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