Manuel Martín
Agricultor ecológico, Valle de Jerte (Extremadura)
Publicado en la Revista Ae19
"El Cerecero" |
Era un convencional convencido de que no había otra agricultura posible. En 1996 decidió dejar esa cooperativa y empezar a vivir de su finca. Una finca de 3,5 ha (tres de cerezos y media de ciruelos claudios – una variedad autóctona –) que heredó de su padre. “Desde pequeño trabajaba con mi padre. Él tenía también vacas estabuladas pero para mi la ganadería es demasiado complicada dada la dedicación que conlleva".
Escuchó hablar de la agricultura ecológica a una Ingeniero T Agrícola (Elena Arroyo) que trabajaba en la Junta de Extremadura “Al principio no le hago caso pero a raíz de ver que tenía muerta la tierra me empecé a interesar por la AE y vi que era posible hacer otro tipo de trabajo".
Dada la complejidad intrínseca al cultivo de cerezo, le daba miedo dar el paso pero finalmente en 2010 inició la conversión: “Dejé de usar herbicidas y pesticidas y vi que no era tan complicado, que la cosecha no disminuía (como me decían); de hecho el segundo año de ecológico fue ha sido el que más cosecha he tenido (16 mil kilos). Tuve problemas con la plaga del pulgón pero la controlé. Para controlar enfermedades principalmente hongos patógenos (antracnosis, cribado, monilia), el principal producto que uso es el polisulfuro de calcio, compuesto de azufre y cal, que preparo yo mismo. Para el control de plagas, uso goma entomológica, aceites parafinados y jabón potásico en el caso del pulgón. Contra arañas y piojillos utilizo una acilla llamada caolín”.
Además, cada cierto tiempo hace cromatografías del suelo para ir viendo la evolución de materia orgánica en relación con los microorganismos y minerales.
Realiza y usa el compost como abono que complementa con una aportación de minerales vía foliar con biofertilizantes que él mismo prepara a base de estiércol de vaca, ceniza, melaza.
Pero para él lo peor no son las plagas. Para Manolo la burocracia es mucho peor. “Cuando estaba a punto de conseguir el certificado ecológico se me olvidó hacer el Registro de Explotaciones Agrarias y me comunicaron que me suspendían por dos años y que empezara de nuevo otros tres años. Me reuní con ellos y conseguí que me redujesen un año la sanción. Por eso, aunque llevo cinco años en ecológico, legalmente sólo cuenta uno.
Si tú estás haciendo algo en contra de las normas como, por ejemplo, emplear un producto que no debes pues que te sancionen o incluso que te expulsen de por vida pero por un papel no lo entiendo.” Manolo insiste en la complejidad burocrática que conlleva la conversión: “Yo soy un agricultor no un administrativo al que puedas tener todos los días en la oficina. Se debería de simplificar porque supone emplear demasiada energía...”.
Por eso, además de lo que vende en su finca, también comercializa la cosecha junto con otros agricultores de su pueblo: “Somos 10 agricultores que nos hemos unido para hacer desde biofertilizantes a cromatografía, compartir conocimientos y ayudarnos para vender a grupos de consumo de Andalucía y Madrid. El precio, aunque no es lo principal de este sistema de agricultura, compensa ya que las cerezas van directamente al consumidor. Intentamos evitar los intermediarios aunque gran parte de la producción la vendo en convencional ya que el consumo en España por desgracia no es lo mayoritario que todos desearíamos. El futuro es la exportación aunque yo debido a los problema que tuve aún no puedo hacerlo”.
Para él el mayor beneficio de trabajar en ecológico es “la satisfacción personal de saber que haces algo por los demás, que no envenenas ni al medio ambiente ni a las personas”.
Además de agricultor, comenzó a impartir clases prácticas de poda: “Al principio, los daba yo sólo hasta que hace 8 años Elena, contactó conmigo y empezamos a dar clases en conjunto”. En las visitas aprovecha para contar su experiencia a los participantes y les dice que “no hagan caso a los que dicen que no se puede vivir de la AE”. Manolo les invita a ver su finca, convencido de que la mejor forma de creer en la AE es ver que funciona.
Manolo es optimista respecto al futuro, tanto que llega a afirmar que “el futuro de la agricultura es la ecológica”. Por ello, a l@s lector@s de la Revista Ae les dice “que se lancen porque esto es factible, que te gastas menos dinero y la cosecha no baja, que apuesten por la AE”.
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